octubre 28, 2025

ASENTAMIENTOS: UNA DOLOROSA REALIDAD QUE NOS INTERPELA

Master Escribe Fuentes

Es propósito del gobierno destinar fondos para encarar el problema que padecen miles de familias que viven en deplorables condiciones en los tantos asentamientos que en el país hay. Parece lógico que ante tal iniciativa no haya más que apoyo. Se podrá debatir si las partidas son o no suficientes, qué apoyo recibirán los beneficiarios, porque no sólo es brindar una vivienda digna sino que además es necesario ayudarlos a prepararse para una nueva realidad, pero el debate más intenso tiene que ver con el origen de tales fondos.

Respecto al monto de las partidas cabe destacar que cualquiera sea, no alcanzará para una solución total y definitiva en pocos años. Revertir una situación que se ha generado a lo largo de mucho tiempo y por múltiples factores, no es posible en un corto plazo. Lo esperable es que se inicie un proceso que se mantenga en el tiempo. Por otra parte todos somos conscientes que los recursos no le sobran al país.

En lo que tiene que ver con el apoyo a las familias, pienso que quedará a cargo de técnicos con un enfoque multidisciplinario.

Lo que ha movido el ambiente político es el debate acerca del origen de las partidas para financiar la iniciativa. El Poder Ejecutivo propuso obtenerlas de parte de las destinadas al Instituto de Colonización, con el fundamento que no había otro lugar de donde sacar los recursos. No es posible, en la extensión de la columna, examinar los argumentos esgrimidos acerca de si eran o no absolutamente imprescindibles para el Instituto. Para algunos sí lo son por la importancia de su función; otros entienden que con una administración más eficiente, con controles más estrictos, es posible que pueda manejarse con los recursos que le quedarían.

Lo que sí creo importante es destinar algunas líneas para analizar la propuesta de Cabildo Abierto de recurrir a los DEG, o sea lo Derechos Especiales de Giro. Creo que surge de una interpretación equivocada de lo que son. No se trata de un recurso disponible sino una especie de reserva adicional que otorgó el FMI a 190 países para emplearlos en caso de situaciones muy difíciles, sobre todo ante la pandemia. Técnicamente es un activo de reserva. Mientras no se utilice, el interés es prácticamente cero, pero si se acude a él en los hechos es lo mismo que pedir un crédito, lo que implica mayor endeudamiento y por lo tanto más carga por concepto de intereses. O sea apelar al uso de los DEG no es gratis, es otra deuda que ser contrae, que devenga intereses y que en el futuro habrá que pagar. Se podrá decir que es una forma de financiar el proyecto de atender los sectores más vulnerables que viven en los asentamientos, sin afectar el Instituto de Colonización. Pero lo cierto es que no es nada original, es recaer en una vieja y perjudicial costumbre: precisamos recursos, entonces en lugar de ser más eficientes, nos endeudamos y que los costos los terminen pagando las próximas generaciones. Claramente no es una práctica responsable.

Este debate, no debe hacernos perder de vista lo esencial que es la necesidad de encarar la situación para los miles de personas, dentro de los cuales hay miles de niños que viven en deplorables condiciones en los varios cientos de asentamientos que hay en el país. Es una deuda que la sociedad toda tiene con ellos y que demasiado tiempo ha pasado sin que se tratara de saldar. Que no se pierda de vista que por las razones que sea – algunas no exentas de cálculos políticos – se frustre o se dilate una solución imprescindible y urgente.