FUNDAMENTOS PARA IMPULSAR LOS TRATADOS DE LIBRE COMERCIO
A raíz de la posición del gobierno uruguayo para impulsar un tratado de libre comercio con China al tiempo de no descartar similares acuerdos con otros países, surge la necesidad de exponer los fundamentos en que se basa Uruguay para embarcarse en tales proyectos.
Básicamente hay dos formas de encarar el comercio exterior. Una es aplicar una política de sustitución de importaciones, y otra propiciar la libre importación. Es preciso aclarar que ninguna de ellas se aplica en forma radical. La primera no excluye la posibilidad de importar pero sujeta a limitaciones de diverso tipo. La segunda no implica la eliminación de controles, condiciones y restricciones.
En nuestro país hubo tiempos en que rigió el régimen de sustitución de importaciones con el fundamento que era el instrumento necesario para impedir que los productos importados compitieran con los elaborados en el país.
Hoy la tendencia es hacia la apertura y en ese contexto una de las vías es impulsar los tratados de libre comercio (TLC) con aquellos países que tengan voluntad para acordarlos. Actualmente Uruguay tiene un solo tratado y es con Méjico. Como es notorio la posición del gobierno argentino complica la iniciativa uruguaya en el marco del MERCOSUR situación que ya veremos cómo se resuelve. Ahora importa analizar el por qué de lo que pretende nuestro país.
El mercado interno uruguayo es sumamente reducido, razón por la cual la producción en escala – la que posibilita reducir costos – sólo es viable si expandimos el mercado, es decir si logramos exportar. La competencia en el comercio internacional es muy fuerte, por lo tanto es imprescindible ofrecer las mejores condiciones posibles en precio, calidad y cumplimiento.
Ocurre que países que exportan similares bienes que Uruguay tienen acuerdos que les permiten ofrecerlos en mejores condiciones. Los tratados implican tratamientos preferenciales en materia arancelaria. Lo explico: los países aplican tasas (los aranceles) para permitir el ingreso de productos desde el exterior. Para vender a China – nuestro principal cliente – nuestros exportadores deben pagar cifras que alcanzan varias decenas de millones de dólares al año. Si un país que compite con nosotros en el mercado chino, tiene un acuerdo de libre comercio – los hay – paga mucho menos, lo que le facilita sus ventas, en perjuicio de las nuestras. La importancia del tratado para Uruguay radica entonces, en la disminución del monto que deben pagar los exportadores por concepto de aranceles y la mayor apertura de ese inmenso mercado.
Por supuesto, esto tiene una contrapartida. También nosotros deberemos ofrecer ventajas arancelarias para lo que importemos, y esto implica que los productos que ingresan pueden significar competencia para los elaborados en el país. Por ello se dice que en todo tratado hay ganadores y perdedores, y habrá que tomar medidas para compensar a éstos. El beneficio para el país consiste en dinamizar el aparato productivo con todo lo que trae como consecuencia: fuentes de trabajo, inversiones, mayor actividad. Esto en lo general.
En lo particular las negociaciones para establecer los términos y condiciones del tratado que se trate, son muy complejas y por ende llevan mucho tiempo. Se estudia caso a caso, condiciones, preferencias, restricciones. De modo que en el caso que se concrete el tratado, aún quedará mucho trecho a recorrer antes que entre en plena vigencia. La decisión del gobierno parece muy firme.
La postura del régimen chino también es favorable. Aun así, esto es sólo el primer paso. La idea es además celebrar tratados con otros países y ha trascendido que ya hubo contactos en ese sentido. Todo en torno a la idea central de ampliar los mercados para facilitar nuestras exportaciones. El tiempo por venir nos dirá si se concretan o no, y en caso afirmativo cuáles serán los países y las condiciones.
