Rumbo a la decisión
El 27 de marzo está a la vuelta de la esquina y, objetivamente hablando, es bueno que así sea para no enfrascarnos en una campaña demasiado larga. Ya nos volveremos a encontrar en procesos decisionales extensos; pero ahora no.
Si hay algo que está claro es que este es un punto de inflexión para el actual gobierno, ya que el sí o el no que se manifieste, va a ser decisivo. En primer lugar es bueno resaltar que la Ley de Urgente Consideración no surgió de la discreción de ningún partido político de los que hoy están integrando la Coalición gobernante, ni del arbitrio de ningún dirigente perteneciente a la misma.
Cuando comenzó la última campaña electoral las fuerzas políticas que conformaban la oposición, se hicieron eco de las necesidades de la inmensa mayoría de la sociedad, la cual reclamaba cambios, casi todos profundos, en la conducción del país. Por lo tanto se marchó en esa dirección y el voto popular refrendó ese rumbo tanto en la Elección de octubre como en la Segunda Vuelta de Noviembre de 2019. No hay capricho de ninguna naturaleza. Se había hablado mucho del asunto y la gente puso los sobres en las urnas. No se puede argumentar que se actuó mediante el engaño porque se sabía hacia dónde se caminaba.
El tema es la forma en la que se encara la campaña y el gran tema de la misma es la información; ni más ni menos que la elección de los medios para saber qué es lo que estamos votando. Día a día se constata que un alto porcentaje de nuestros ciudadanos, en especial los más jóvenes, no tienen idea de lo que se va a decidir. Se conoce que va a haber una consulta popular pero no se tiene en claro sobre qué, ni para qué. Aquí aparece una vez más la grieta entre los uruguayos, que muchos pretenden ahondar, ya que el tema es golpear al gobierno y sacarlo del eje.
Los «cómo» no importan demasiado. Hay quienes están viendo una gran chance, que les brinda la «Constitución burguesa», de derribar a este Poder Ejecutivo junto con todos sus logros. Resalto de manera especial la expresión «Constitución burguesa», porque la misma, les permite poner su opinión a consideración de todos los votantes, cosa que ni la podrían soñar en otros lugares, algunos de ellos no tan lejanos. La consigna es «pegar», donde sea y con lo que sea. Es por eso que las «fake news», noticias falsas, campean por doquier.
El tema no son las redes sociales sino las forma en la que algunos hacen uso de ellas. Los espacios públicos, en los que se puede estampar opiniones, también juegan su papel. Los relatos apócrifos así como la atribución de intenciones que nada tienen que ver con el alcance de la norma están a la orden del día y el arsenal parece ilimitado.
Ahora da la sensación de que hay huelga de publicistas. Quienes buscan la derogación de la Luc se ven en la necesidad de orientarse en ese sentido. En un primer momento, un kirchnerista radicado en España que se dedica a resaltar candidatos de ese sector no les vino bien y los primeros pasos que dio no fueron convincentes. Obsérvese que inició su tarea emitiendo la frase: «la Luc no es Uruguay».
O sea que la expresión electoral del pueblo, a la hora de votar a sus Representantes y a la de decidir quién iba a ser su Presidente, para este argentino amigo de Cristina, no tenía consistencia alguna. Había que contratar a otro en forma urgente.
Entonces, a pedido de quienes buscan derogar la norma, apareció en escena un controvertido personaje a quien se le encomendó hacer lo que haga falta, para convencernos de votar por la derogación. Entre él y la actual oposición hubo choques de toda naturaleza no hace demasiado tiempo atrás. Hoy, sin unanimidades, es el faro que los guía.
