Las escuelas deben ser zonas seguras para la infancia, no objetivos
La educación es un derecho humano básico y esencial para el ejercicio de todos los demás derechos humanos. El Día Internacional para Proteger la Educación de Ataques (9 de septiembre) nos recuerda el impacto devastador de la guerra en los jóvenes estudiantes. La educación proporciona conocimientos, habilidades y apoyo a las generaciones futuras, en particular a los grupos vulnerables como las niñas, los migrantes, los refugiados y las personas con discapacidad. Los centros educativos deberían ser refugios seguros, pero a menudo se ubican en zonas afectadas por conflictos, lo que tiene graves repercusiones para estudiantes y profesores.
Conflictos armados:
Cuando el ruido de las armas silencia la educación
«La educación no es solo un derecho humano básico en sí mismo, sino que es esencial para el ejercicio de todos los demás derechos humanos», afirma el Secretario General de la ONU, António Guterres. Nos recuerda también cómo este día sirve para denunciar los efectos devastadores de la guerra sobre los cuerpos, las mentes y los espíritus de los jóvenes.
Con los conocimientos, las capacidades y el apoyo adquiridos mediante la educación, las diferentes generaciones pueden superar las crisis y conducir al mundo hacia un futuro sostenible. Esto resulta particularmente evidente para los grupos vulnerables, como las niñas, las personas migrantes, refugiadas y aquellas con discapacidades.
Los centros educativos deberían ser un refugio seguro para los niños y las niñas, los estudiantes y el personal docente. Sin embargo, con demasiada frecuencia, los lugares donde aprenden, se convierten en objetivos directos o en daños colaterales en entornos afectados por conflictos.
Los ataques contra la educación pueden tener graves repercusiones físicas y psicológicas a largo plazo para el alumnado y el profesorado. Pueden interrumpir la enseñanza y el aprendizaje, provocar un aumento significativo de las tasas de abandono escolar e impedir que los alumnos ejerzan su derecho a una educación de calidad.
El alto coste para los niños atrapados en el infierno de los conflictos
El Informe anual del Secretario General de las Naciones Unidas sobre los niños y los conflictos armados correspondiente al año 2023 presenta un desgarrador relato de la violencia que sufren los menores en las zonas de conflicto. El informe constata la escalofriante cifra de 32.990 violaciones graves contra 22.557 niños, lo que pone de manifiesto un alarmante aumento de este tipo de incidentes.
Los datos incluyen por primera vez informes de Haití y Níger, con lo que se completó el panorama de las 25 situaciones objeto de seguimiento. Las zonas más afectadas fueron Israel y el Territorio Palestino Ocupado, la República Democrática del Congo, Myanmar, Somalia, Nigeria y Sudán.
Las violaciones fueron perpetradas prácticamente a partes iguales por grupos armados y fuerzas gubernamentales, siendo los grupos armados los principales responsables de los secuestros, el reclutamiento, la utilización y la violencia sexual, mientras que las fuerzas gubernamentales se dedicaron principalmente a matar, mutilar y atacar escuelas y hospitales. El informe subraya el efecto devastador de las armas explosivas en zonas pobladas, que no solo causan muertos y heridos, sino que también dificultan la entrega de ayuda humanitaria.
Debemos dejar de
defraudar a nuestros niños
El alarmante número de niños que sufrieron graves violaciones en conflictos durante 2023 es «un toque de atención», según la Representante Especial del Secretario General para la Cuestión de los Niños y los Conflictos Armados.
Para Virginia Gamba, «estamos fallando a los niños» y pidió a la comunidad internacional que «vuelva a comprometerse con el consenso universal para proteger a los niños de los conflictos armados». También hizo un llamamiento a los Estados miembros de la Organización para que «cumplan con su responsabilidad primordial de proteger a sus poblaciones y respeten todas las normas y estándares aplicables en la gestión de situaciones de conflicto armado».
Antecedentes
Este día fue establecido por decisión unánime de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que se pedía a la UNESCO y a UNICEF que sensibilizaran a la opinión pública sobre la difícil situación de millones de niños y niñas que viven en países afectados por conflictos. La resolución que proclama el Día fue presentada por el Estado de Qatar y copatrocinada por 62 países.
En dicha resolución se afirma que los gobiernos tienen la responsabilidad fundamental de proporcionar protección y asegurar una educación de calidad, inclusiva y equitativa a todos los estudiantes, especialmente a los que se encuentran en situaciones vulnerables. Además, destaca la necesidad de incrementar los esfuerzos y aumentar la financiación para promover entornos escolares seguros que sirvan de protección en las emergencias humanitarias. Incluye también que se deben adoptar todas las medidas posibles para proteger las escuelas, los alumnos y el personal docente de ataques, evitar las acciones que impidan el acceso de los niños a una educación y facilitar el acceso a la educación en situaciones de conflicto armado.
La UNESCO y el UNICEF facilitarán la celebración anual del Día en estrecha colaboración con sus socios dentro y fuera del sistema de las Naciones Unidas. Las entidades de las Naciones Unidas, que trabajan en primera línea en los países afectados por conflictos, llevan mucho tiempo ayudando a los Estados Miembros a reforzar su capacidad de proporcionar acceso a una educación de calidad para todos en momentos de crisis.