LA VERDAD DESNUDA
Mientras los representantes de todos los Partidos Políticos extreman sus acciones para moldear el presupuesto de los próximos cinco años, aún resuenan en los oídos de la gente las palabras de Martín Vallcorba. El Subsecretario de Economía, no pudo elegir una fecha mejor para decir la incómoda verdad que dijo. Fue justo el 25 de agosto en la celebración del Día del Comité de Base. Y fue delante de un grupo de militantes que se jugaron la ropa para que Orsi llegara a la Torre Ejecutiva. «El programa de gobierno del Frente Amplio es impagable», según manifestó Vallcorba o sea que no se puede llevar adelante; es imposible de implementar, de consolidar en la práctica. Dicho en otros términos, más castizos, no hay plata para hacerlo realidad. Ante esto, la gente que no votó al actual gobierno, al igual que muchos de los partidarios del mismo, se pregunta dónde quedó la responsabilidad de este grupo que dirige al país. Los militantes de esta izquierda, al menos una gran parte de ellos, se miran entre sí con la interrogante de cómo pudo ser posible que, una vez más, al igual que tantas veces en la historia de los últimos años, los hayan estimulado a recorrer el Uruguay, enarbolando una supuesta «esperanza» de cambio, para después salir con este domingo siete. Los otros, los que prefirieron a la Coalición Republicana, en cualquiera de sus vertientes, no se sienten menos extrañados y su pensamiento, resulta ser el mismo que el de los frentistas. ¿Por qué nos están diciendo esto? es la pregunta que resume este asunto. Es así que surge una cuestión que va de la mano de las manifestaciones del Subsecretario y que la sociedad, en silencio, observa con atención, ¿Acaso no hay un tema de responsabilidad detrás de esa declaración? El actual gobierno, ¿quería simplemente ganar las elecciones sin haber realizado un concienzudo estudio sobre la situación del país? ¿Llegar al gobierno era la única meta y no importaba lo que venía después? Se puede seguir preguntando largo y tendido en tanto las respuestas se confunden con las excusas. Las palabras de Vallcorba llevan a pensar que la seriedad, en algún momento, faltó a la cita. Para colmo, en el debate presupuestal sobrevuela la idea de aumentar las cargas impositivas. El Sr. Presidente de la República había dicho en primera persona que no lo iba a hacer. Empeñó su palabra en eso. Sin embargo el mensaje que hoy emana del Poder Ejecutivo parece haber tomado la dirección contraria. Son virajes de timón demasiado arriesgados para una fuerza política que cuestionó a sus antecesores con tanta severidad. Habrá que ver cómo se las arregla el gobierno para salir a flote en estas aguas embravecidas. La credibilidad siempre tiene límites y los mismos están a punto de ser rebasados.
