noviembre 8, 2025
Master Escribe Cardozo

Al momento de redactar estás líneas, aún no se conoce al ganador del Premio Nobel de La Paz. La cantidad de puntos calientes en el planeta no nos permiten hacer ninguna clase de vaticinios. Esperamos que aquellos que deban tomar la decisión lo hagan a conciencia y no en base a favoritismos. No obstante, el mundo ha amanecido con una gran noticia: el intercambio de prisioneros entre Israel y Palestina permite suponer que la paz está cerca de ambas naciones. El Presidente norteamericano Donald Trump y su administración tienen mucho que ver en esta concreción. Los organismos internacionales, creados e instrumentados para prevenir conflictos de esta naturaleza, una vez más han quedado en ridículo frente a la opinión pública internacional, por su falta de eficacia. Cómo de costumbre, se espera de ellos otra cosa, pero terminan diciendo que les resulta harto complicado actuar. Cabe preguntarse para qué están, entonces. Su existencia y funcionamiento deberían ser susceptibles de revisión y sería bueno para el mundo entero que eso ocurriera cuanto antes. Hace pocos días, hubo un hecho que nos llamó la atención. El Sr. Presidente de la República, ante una muy escasa concurrencia, realizó una alocución en las Naciones Unidas en la que dijo algo curioso. Ofreció a nuestro país como mediador de los conflictos que pudieran suscitarse en cualquier parte del mundo. Vamos por parte. La postura de Uruguay a lo largo de la historia, ha sido la del respeto a las normas de convivencia pacífica, así como también al Principio de No Intervención, lo que lo ha hecho merecedor del reconocimiento y del respeto de la Comunidad Internacional. Basándonos en eso, la idea no resulta descabellada ni mucho menos. Uruguay  tendría sobradas credenciales para constituirse en mediador de cualquier clase de diferencias. Pero el mundo gira hacia un nuevo orden y es más que probable que estemos en un momento «bisagra» de la historia. La sociedad uruguaya, si bien mantiene algunas de sus características escenciales, piensa y se manifiesta en forma distinta que a como lo hacía décadas atrás. La evolución, o lo que entendemos por ella, no se detiene ante nada. Entonces, a la luz de algunos acontecimientos acaecidos en los últimos tiempos surgen las interrogantes. ¿Puede un gobernante, léase Profesor Yamandú Orsi, proponer al Uruguay como una tierra neutral para la solución de problemas de esa clase cuando hace poco un grupo pro Palestina fue a presionar y a abuchear a niños de una escuela Judía? ¿Podemos ser esa «tierra de paz» que se transforme en neutral para dirimir conflictos entre otras naciones, cuando connotados representantes del actual gobierno, en plena guerra, se han pronunciado a favor de uno de los bandos? Si nos hacemos esas preguntas, llegamos a la conclusión de que Orsi apretó demasiado el acelerador. Más allá de que se tengan las herramientas, las condiciones no están dadas al menos por ahora. Tendrían que producirse cambios de los que todos fuésemos concientes y lo que se ve es una simple asunción de posiciones. Años atrás, muy pocos habrían cuestionado está propuesta. Pero hoy día, tal como lo estamos viendo,  la misma resulta de difícil cristalización. El Sr. Presidente debería incidir en su fuerza política para evitar estos desbordes. De todas maneras, hay que tomar las palabras del profesor Orsi como una expresión de deseos que, en otros momentos podría concretarse. Algo así, hoy por hoy, merece ser considerado con más detenimiento.