LOS ECONOMISTAS NO SE EQUIVOCAN SON LOS NÚMEROS

En el mundo y nuestro país no podría permanecer ajeno, hay predictores de todo tipo, desde el tiempo hasta el futuro personal, pasando por los juegos de azar que es la forma más ilusoria y decadente de pensar en un futuro tratando de ocultar muchas veces una realidad, que golpea fuerte en nuestras vidas.
Muchas de estas ilusiones a futuro tienen consecuencias acotadas o simplemente nos ayudan a pensar en momentos mejores que los que vivimos, siendo el sumo el pensamiento de más allá de la vida, desde la reencarnación pasando por las creencias católicas e incluso el mundo mágico de los musulmanes, con doncellas a disposición de la vida eterna.
Cuando se llega al fanatismo de algunas suposiciones no comprobables o simplemente, con elevada afectación del sujeto como son algunos juegos de azar, las consecuencias pueden ser muy peligrosas en el devenir del diario vivir, con consecuencias personales, familiares e incluso sociales o provocar guerras santas o no tan santas.
Quizás dentro de ese panorama tan variado, las predicciones de los Economistas sean a priori las menos agresivas, pero en cuanto a sus consecuencias pueden explicar los grandes fracasos de muchos gobiernos, que se dejaron llevar por falsos profetas y sin ir muy lejos como fue Cavallo en Argentina.
Por ejemplo, Domingo que de peronista tenía solo el nombre se equivocó dos veces y nunca le escuché aceptar sus horrores, sigue actualmente defendiendo su conversión dólar a peso (uno a uno), donde engañó a los argentinos aprovechando su idiosincrasia de sentirse el ombligo del mundo y la completó cuando De Rúa lo volvió a llamar, teniendo el agua al cuello para que este señor versero le contratara un helicóptero para salir por la azotea de la Casa Rosada.
Su antecesor Martínez de Hoz que fue previamente el consejero para que los militares hicieran una política liberal y cuando finalizó su mandato se fue a disfrutar a Grecia, el gran Pinti decía: “para que fue a otro país para ver ruinas si en Argentina había provocado que su país quedara en la ruina” y sin embargo nunca reconoció su autoría.
Durante el gobierno de Lacalle padre hubieron tres ministros de economía Braga, De Posadas y Martín para completar el período. Los dos primeros llevaron adelante una política económica de corte liberal aceptando la libre importación y así poniendo una registradora en la Aduana o en el Aeropuerto recaudar lo más posible, para luego derramar en la población sobre todo vinculada a esos sectores. Por supuesto que otros sectores del quehacer nacional adhirieron porque podían comprar chatarra a precios bajos descuidando a la industria nacional, que de a poco comenzó a desaparecer y especialmente los pequeños artesanos o comerciantes, que no resistieron la oferta extranjera, dejando a muchas familias en pampa con la vía.
El doctor De Posadas que todavía vive y lucha por seguir abriendo sociedades anónimas para clientes de dudosas actividades (por ejemplo el negocio del petróleo de Ecuador con ANCAP que amordazó al Partido Nacional frente a un claro negocio de ribetes fraudulentos), nunca, pero nunca jamás reconoció su responsabilidad pública ante tanta gente que dejó sin su fuente de trabajo de cara al espejismo rápido de cobrar impuesto a lo importado, haciendo una cadena insostenible que se rompió como siempre por el lado más débil (los potenciales compradores se quedaron sin ingresos para comprar tanta oferta importada que te hacía sentir del primer mundo por un ratito, como los argentinos que acuñaron “el deme dos”).
Por suerte los gobiernos siguientes colorados o rosadillos o multicolores del Frente hicieron un control más estricto de las importaciones y si bien el país siguió abierto al mundo se cuidó la industria nacional, siendo más competitiva o haciendo que valiera la pena alargar la vida de los artefactos o autos importados mediante el trabajo nacional. Un concepto que se está imponiendo de a poco de la economía verde primero y ahora la circular ayuda también a mitigar el efecto del uso de materiales o bienes de primera generación a favor del reciclaje y su re valorización.
Pero por encima de ideologías o conceptos coyunturales hay afirmaciones de los economistas que siempre están en el tapete y sin la menor autocrítica, por ejemplo aquello que hay que no subir los salarios por encima de los parámetros de referencia o incluso para recuperarlo, porque genera inflación.
La actual realidad demuestra claramente que esa afirmación no siempre se cumple, venimos de una pandemia con baja de los salarios e igual la inflación incluso antes de la guerra se estaba yendo de las manos del equipo económico, por lo tanto se pueda dar una baja en el consumo o en la oferta de bienes y servicios con una presión compradora en el mercado, que hace subir los precios causando inflación.
Una sequía, inundaciones o una guerra como la actual puede distorsionar tanto las relaciones comerciales, que puede producir efectos negativos sobre la estabilidad económica, e incluso las oscilaciones de las monedas fuertes o su desaparición momentánea de algunos mercados por las sanciones, pueden generar efectos parecidos, agregando por supuesto la dependencia de las importaciones de petróleo o fertilizantes también en alza, solo amortiguados por la caída del dólar (pregunto que economista de Harbar habrá pensado en casi un 8% de inflación actual en los Estados Unidos?)
Otra afirmación de los yupi de la economía ha sido la demonización del IVA como un impuesto satánico generador de las mayores desigualdades, porque los pobres todo lo compran en su país teniendo que pagarlo y los ricos no perdonan evadiéndolo con adquisiciones fuera del mercado nacional.
Si bien esta afirmación tiene algo de verdad no es óbice para abrir un poquito la mente y como toda ley tiene su trampa y en este caso nadie inhibe tomar decisiones a favor de los más desposeídos, por ejemplo quitándole el impuesto a los artículos de la canasta básica.
Existe bastante desinformación al respecto, porque la importación de fertilizantes o maquinaria agrícola no paga este impuesto y muchos productos sin transformaciones industriales que provengan de la tierra directamente tampoco (se acuerdan la exoneración de IVA a frutas y verduras excepto en las grandes superficie, cuando la Dirección de la Granja era responsabilidad del padre del actual titular y el Frente Amplio se oponía y mi compañero de Fagro Eduardo Chiesa siguió adelante con total convencimiento, incluso con el apoyo de muchos frentistas que acordaban con la medida).
Durante mucho tiempo en nuestro país hubieron productos que tenían solamente un 14% de IVA en lugar del 21% de aquella época y luego durante el gobierno del frente se unificó, quizás sea hora de volver al mismo criterio de un impuesto diferencial para los productos de extrema necesidad y si bien es otra renuncia fiscal quizás nos ahorremos parte del trabajo del MIDES a mediano plazo sacando compatriotas de la pobreza con la ayuda de una forma de mejora para aquellos que consumen lo imprescindible.
Actualmente el gobierno acaba de decretar aumentos (la clausula gatillo se decía antes aunque en este caso sería un chasqui-boom) en pensiones, jubilaciones y salarios en forma general, mientras hubiera sido más racional que hubiera sido por franjas, quizás se estuvo pensando que el poco dinero que recibirán algunos les ayude a sobrevivir sin seguir endeudando (saben ustedes que un estudio reciente de UDELAR demuestra que un 50% de la población tiene deudas financieras actualmente), y que los de sueldos más elevados lo usarán para incentivar el mercado interno (es muy probable que crucen el charlo para comprar en Argentina, así que había que poner alguna tasa de 100 dólares por ejemplo para compensar ,eso sí muy calladitos como un de seguro a las compañías que luego lo trasladen, me entienden).
También se escuchan voces de la oposición reclamando ahora un poco disimuladamente el salario básico, para los que no son empleados formales, demostrando un voluntarismo reiterado y demagógico, que no admite demasiado análisis, porque es imposible su adjudicación personal sin cometer errores y su permanencia en el tiempo significaría una espalda del estado imposible de mantener (simplemente piensen en 300.000 uruguayos a 300 dólares mensuales darían 90 millones al mes y más de 1000 al año o sea más de dos puntos del producto bruto interno). Estas afirmaciones sueltas de cuerpo son como balazos en los pies para un futuro, que les tocara ser gobierno nuevamente, porque inmediatamente saldrían a la calle estas personas o sus hijos a reclamar lo prometido como sucede en el vecino país con los planes de ayuda estatal.
Mirándolo desde el otro lado hay personas que se creen las declaraciones rimbombante del economista Milei, es el ejemplo más contundente de una persona casi irracional por no decir mal intencionada respecto a lo que se debe hacer, por ejemplo acaba de afirmar que dinamitaría los planes existentes, con lo cual por suerte alejó a muchos pobres de sus adherentes y dejó al descubierto que no es más que un terrorista verbal, que cualquier forma le sirve para llegar cerca del gobierno y luego hacer todo lo contrario, como hizo Menen en su momento cuando se rasuró la patilla recuerdan, e incluso este personaje no tendría ningún prurito de acordar con los militares de turno alguna propuesta innovadora desde la sombra, sin ser catalogado de dictador.
En resumen creo que he demostrado que al igual que muchas veces los predictores de turno de INUMET o los Astrólogos que adivinan el futuro; los economistas son poco creíbles en la mayoría
de sus afirmaciones o cuando menos, que no debemos esperar que se retraten de sus mensajes equivocados, son los números los que son los culpables, al revés que lo que decía el Contador Damiani “los números no mienten, mienten los que los hacen”, de igual forma los economistas deberían economizar palabras o reconocer equivocaciones para ser confiables.