julio 11, 2025

EL 18 DE JULIO SE FESTEJAN  175 AÑOS DE UDELAR Y HEMOS SIGO TESTIGO DE PARTE DE SU HISTORIA (I)

Master Escribe Casanova

Comenzaré realizando este humilde homenaje a UDELAR transcribiendo lo plasmado en su folleto de presentación de la jornada efectuada en la sala Zitarroza el día miércoles por la noche:» La Universidad de la República celebra sus 175 años en movimiento.

Conmemoramos nuestra rica historia, enraizada en el proceso de construcción del Uruguay como nación, pero con la mira y la acción volcadas a los desafíos de este siglo.

Queremos festejar con ustedes el camino recorrido como universidad pública latinoamericana, abierta, autónoma y cogobernada.

Conectada con la vida política, social, cultural y económica de nuestra sociedad. Productora de conocimientos de excelencia y motor de la democratización del conocimiento superior durante toda la vida en todo el territorio nacional.

 Comprometida con el desarrollo nacional, con la innovación, con la sostenibilidad ambiental, así como con la defensa de la democracia y los derechos humanos.

Sea este 175 aniversario una invitación para reinventar la Universidad del próximo siglo. Más Universidad al servicio del país.  

Durante 55 años he estado vinculado a la Universidad de la República, como estudiante, docente y actualmente como egresado, pero siempre siendo fiel a los principios rectores de la institución más vieja de la enseñanza nacional, porque fue la primera creada en 1849, dando lugar luego a primaria o secundaria.

Si bien el proceso fundacional comenzó en 1833, recién en esa fecha con los estertores de la guerra grande se firmó su creación oficial un 18 de julio, con la participación de muchos patriotas (entre los más destacados Oribe), pero en este caso fue Joaquín Suarez quien firmó el decreto constitutivo, aquel que dijo «   a la patria no se le cobran deudas»; sin quizás esta es la deuda  personal más importante que le debemos a él.  

De aquella Universidad creada en el siglo 19 quedan algunos pocos ejemplos porque la evolución del conocimiento ,la enseñanza y las sociedades así lo determinan, aunque ha habido hitos insoslayables de olvidar, como fue la influencia de la Reforma de Córdoba, donde se establecieron los pilares del funcionamiento democrático de la propia institución, que hasta ese momento era extremadamente vertical.

En Uruguay la ley orgánica del 1958 sigue siendo la rectora del funcionamiento de cogobierno, la laicidad, gratuidad y abierta al mundo, sin olvidar un principio que mucha gente ignora, la libertad de Cátedra, un código de funcionamiento tan importante que le asegura al docente y al alumno la libertad de opinión sin restricciones y sin ataduras, solamente con la responsabilidad de sus dichos o afirmaciones. Respecto a este punto se ha llegado a denuncias que no fueron aceptadas por las autoridades invocando este derecho del docente e incluso polémicas que han trascendido a la opinión pública.

Han existido cursos con dos profesores responsables, para que los estudiantes optaran y es de conocimiento público los dos libritos de los catedráticos de derecho y a nadie se le ocurriría recurrir esta forma de proceder, incluso los tribunales son también irrecusables en sus decisiones, aunque se puede solicitar su apartamiento  previamente si alguien se siente afectado por vinculaciones familiares o de conflictos previos.

No quisiera saltearme un momento demasiado monolítico y confrontativo de las autoridades nacionales con la Universidad y sus consecuencias de crispación irreflexiva con visos de autoritarismo, por parte de quienes tenían la llave del dinero público, como forma de extorsionar el comportamiento existente.

Como fue mi primeros años en esta casa de estudios lo viví de cerca y reconozco errores de ambas partes, que fueron restringiendo libertades desde fuera y llevando a una radicalización desde dentro, que fueron apartando de las decisiones a los sectores más conciliadores, democráticos o menos radicalizados, para pasar a un campo minado por el enfrentamiento, que lamentablemente con predominio o sin ello, terminó en una época muy triste para los uruguayos.

Conocí desde dentro la Universidad durante el periodo de facto y tengo una opinión muy negativa, diría hasta dolorosa de esa época, pero como siempre hay colectivos que supieron estar a la altura de las circunstancias, y sin lugar a dudas los funcionarios universitarios fueron testigos activos, silenciosos pero coherentes en su prédica de marcar la involución  que sufrió la institución.

Las autoridades del momento que  en nada tenían que ver con el cogobierno y la libertad asumieron su rol como si dirigieran un almacén de ramos generales, porque lo importante era el orden, la disciplina en jóvenes, que tienen en su esencia la rebeldía al orden establecido.

Por supuesto que quedaron muchos traumas de aquel aciago periodo, pero no quisiera olvidarme de destacar que también hubieron docentes que teniendo un poder muy vinculado al régimen, lo utilizaron para retener profesores en sus aulas aun teniendo antecedentes vinculados con quienes eran considerados herejes ideológicos, incluso contradiciendo órdenes directas desde  el gobierno o por militares, que estaban haciendo su vigilancia en los servicios intervenidos.

Al regreso a la normalidad institucional hemos tenido un primer periodo de restauración de las autoridades existentes previo a la dictadura, como forma de reconocimiento y gratitud al momento de ser desplazados de sus cargos en forma violenta e incluso con cárcel, por el simple hecho de  haber sido electos por los órdenes que formaban el demo universitario.

Sinceramente creo que fue un quinquenio poco fructífero en busca de una nueva institucional y además se generaron rispideces internas entre aquellos docentes que permanecían en sus cargos y los que volvían de su periplo exterior o los que se quedaron en el país haciendo tareas muy dignas pero fuera de su formación, habiendo sido testigo directo de un reacomodamiento de muchos y desplazamiento de otros, hasta que los zapallos se fueron acomodando para  una convivencia  civilizada.

Por suerte dentro del restablecimiento de autoridades la figura de Lichtensztejn, fue la de un rector que aseguró una transición ordenada y quizás apagó mucho fuego interno de aquellos que entendemos su gran sufrimiento fuera del país, con una vuelta casi como revancha a sus vidas truncadas por la injusticia; pero quienes se quedaron sin lugar a dudas dieron su pelea en condiciones más desventajosas, pero nunca quisieron cobrarle a la patria, como el Presidente Suárez sus deudas y menos a sus colegas de trabajo (algunos decían que culpa tengo de haber nacido luego del 73 o estudiado en dictadura).

Continuará…