noviembre 8, 2025

PELEAS QUE SE GANAN Y PELEAS QUE SE PIERDEN

Master Escribe Cardozo

«Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza», dice el excelso Dante Aliguieri en el Canto tercero de su «Divina Comedia» a la entrada del infierno y la expresión del inolvidable genio cabe a la perfección para definir lo que manifestó el próximo ministro del interior, Carlos Negro: «la batalla contra el narcotráfico ya está perdida». Agregó, tal vez para mitigar un poco los efectos de esa sentencia, que «lo que podemos hacer es tratar de controlar el mercado que es tan lucrativo que hace imposible su eliminación.» Lo extraño de esas palabras no radica en el concepto que contienen las mismas sino en que, precisamente, las hubiera dicho ya que todo el mundo sabe que se está en una pelea en la que la sociedad va perdiendo, pero nadie quiere escuchar ni leer que ya se perdió del todo y que es poco lo que se puede hacer para revertir los resultados. Ateniéndonos a lo dicho, nos preguntamos con qué mentalidad y con qué estado de ánimo saldría la policía a la calle, cuando su jefe principal dice de entrada que es poco menos que inútil combatir ese delito. Seguramente habrá policías que digan, «para qué voy a hacer algo cuando el propio ministro afirma que no se puede hacer nada» ¿por qué deberían esforzarse? ¿qué sentido tendría que así lo hicieran? No obstante, las concepciones del futuro ministro no dejan de tener sentido aunque cueste verse de esa manera. Todos en la calle quieren un ministerio del interior que dé batalla; que los uniformados arremetan con la mayor de las firmezas contra los delitos y mucho más con todos los que se derivan del tráfico de drogas. Cualquier persona, en todas partes, dice con pasmosa seguridad, que la policía sabe bien dónde se encuentran las bocas de distribución; quizá no todos tengan una información tan exacta, entendemos. Otra idea colectiva, la cual es sostenida con gran convicción, es que muchos políticos han financiado sus campañas con dinero proveniente del narcotráfico y que ese trato los obligaría a devolver los favores recibidos, una vez que lleguen a sus cargos. Sin embargo, Negro lanza otros conceptos que parecieran estar en contradicción con los primeros. Habla de «controlar el mercado para evitar que el negocio sea tan lucrativo». A no dudarlo; requiere mucho ingenio y ojalá que el próximo ministro y sus colaboradores lo tengan. En la misma línea, habla de que no se puede prometer, en lo que tiene que ver con la lucha contra el narcotráfico, aquello que no se sabe si se va a poder cumplir y agrega dos vocablos esenciales: ambición y firmeza. Ambición, en este caso, implica darlo todo con denuedo y hasta con osadía. Firmeza implica, ni más ni menos, mantenerse en esa posición sin claudicaciones de especie alguna por más recia que sea la tormenta. Y dice algo más que vale destacar: «mostrarle a los delincuentes que matar no es gratis». Si ese objetivo, tal como lo está diciendo Negro, se cumpliera, se podría entender que estaríamos frente a un logro de trascendencia. Se trata de conceptos que están arraigados en el colectivo social pero el estado de cosas del cual nos informan todos los días, lo ha ido haciendo cada vez más laxo. La gente está tomando todo lo que se relaciona con las drogas como algo corriente e inevitable. Hasta ese punto hemos llegado. La indignación ha bajado sus niveles. Ya no somos ese país que se asombraba de lo terrible. Se cambia de canal o se pasa de página y ya está. Esto nos lleva a concluir en que hay que ver el panorama desde otro sitio; que la tradicional respuesta represiva no es la solución y que, de pronto, las ideas de Carlos Negro pueden ser el mirador desde donde se vea la realidad para cambiarla. Siempre se van a requerir mejores resultados. Negro y su gente deben hacer lo imposible para no tener razón en el concepto inicial.

Queridos lectores reiteramos el presente artículo debido a que por error de edición, en la publicación realizada el 21-2-2025 el mismo culminaba con un agregado de un artículo anterior.